Cuando nos expresamos por escrito, podemos hacerlo
utilizando las siguientes formas de elocución:
Narración: Para contar hechos.
Diálogo: Para reflejar las palabras que los interlocutores
pronuncian en una conversación.
Descripción: Para expresar cómo es algo.
Exposición: Para presentar nuestras ideas.
Argumentación: Para defender, razonándolas, nuestras ideas.
La narración puede contener, además del que le es propio,
los otros tipos de elocución existentes, esto es, puede incluir el diálogo
entre los personajes, pasajes descriptivos o diversas reflexiones en las cuales
puede utilizarse la exposición y argumentación de ideas.
El diálogo entre los personajes aparece con frecuencia en
los textos narrativos. La forma de introducir dicho diálogo puede hacerse de
acuerdo a los siguientes procedimientos:
Estilo directo: Cuando los personajes hablan directamente y,
por tanto, se transcriben literalmente sus palabras, introducidas por un guión
y aclaradas, a veces, por el narrador mediante un verbo de lengua –decir,
responder, aclarar, etc...
Estilo indirecto: Cuando las palabras del personaje no son
transcritas literalmente, sino que mediante una oración subordinada dependen de
un verbo de lengua y son modificadas, adaptándolas a las coordenadas temporales
del narrador.
«-No sirvo para nada –decía aquel hombre con el gesto
abatido.»
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